GENTES, COSTUMBRES, FOLKCLORES, TRADICIONES, HISTORIAS, PATRIMONIOS Y PAISAJES DE LAS PROVINCIAS DE CASTELLÓN Y TERUEL:
RECORDAR TAMBIÉN ES VIVIR...
EN HOMENAJE A MI TIERRA Y A MI PAÍS....
Por: JUAN E. PRADES BEL, autor del proyecto: “ESPIGOLANT CULTURA”: Taller de historia, memorias, crónicas, patrimonios y humanidades.
(Temáticas): MISCELÁNEA CARLISTA, EPISODIOS DE LA PRIMERA GUERRA CARLISTA 1833-1840 EN ARAGÓN, EBRO, CASTELLÓN, MAESTRAZGO Y VALENCIA.
"AÑO 1838, DOCUMENTOS SOBRE LAS OPERACIONES DEL EJÉRCITO DEL CENTRO: LOS PROBLEMAS DE LA LOGÍSTICA DE VÍVERES, QUE INCIDIERON EN LA VOLUNTAD DEL GENERAL ORÁA, PARA RENUNCIAR A LA CONQUISTA DE MORELLA, LA CAPITAL CARLISTA DEL MAESTRAZGO".
Escribe: JUAN EMILIO PRADES BEL. ("Las historias escritas que me acompañan, me ayudan a pensar, a imaginar, a vivir, y a experimentar un mundo de vidas muy diferentes a la mía". J.E.P.B.).
INTRODUCCIÓN TEMÁTICA:
- El asedio y sitio de Morella fue un enfrentamiento entre carlistas y liberales durante la Primera Guerra Carlista, ocurrió en el verano de 1838 (del 29 de julio de 1838 al 18 de agosto de 1838), se saldó con victoria para el bando carlista, que salió triunfante del asedio y pudo conservar en su poder la capital del carlismo levantino.
- La ciudad de Morella fue conquistada por el ejército carlista de Ramón Cabrera el 26 de enero del año 1838, convirtiendo la ciudad de Morella en la capital carlista del territorio controlado por el general Cabrera hasta el año 1840.
- El 24 de julio del año 1838, un poderoso ejército liberal compuesto de 23 batallones, 12 escuadrones, 25 piezas de artillería y algunas compañías de ingenieros, al mando del general Marcelino Oráa, se ponía en marcha para establecer el cerco de asedio para conquistar Morella.
- El 29 de julio de 1838 quedaba establecido el cerco, en el que participaban más de 20.000 soldados, 2000 caballos y 18 piezas de artillería. Cabrera mandó enarbolar en el castillo la bandera negra con la calavera en paño blanco flanqueada por un sable y una palma, los contendientes sitiadores y los sitiados comprendieron el significado de esta señal terrible orden del sanguinario Cabrera, de resistir hasta la muerte.
- El ejército del Centro a pesar de tener algunas ventajas militares, extrañamente tubo que alzar el asedio a Morella voluntariamente, por causa de la logística de víveres, al no llegar los suministros logísticos y de intendencia militar que había pedido, imperiosamente necesarios, para el mantenimiento de las tropas, el asedio para la toma de la ciudad.
- El día 18 de agosto de 1838, tras oír en Consejo la opinión de sus generales y jefes, el general Oráa, sin víveres y sin esperanzas de éxito, da la orden de emprender la retirada hacia Alcañiz, levantando el sitio y afrontando la humillación de no haber podido tomar la plaza tan bravamente defendida por un número muy inferior de defensores carlistas. Los liberales dejaron en la intentona cerca de 2000 hombres entre muertos y heridos alrededor de las murallas de Morella. La prensa europea se hizo eco de la hazaña de Cabrera, cuyo nombre se rodeó de una aureola de leyenda y morbosa curiosidad.
- El fracaso del sitio de Morella provocó una crisis ministerial en Madrid, de la que dan buena cuenta los diarios de sesiones de las Cortes de la época, y el gobierno decidió la sustitución del general Oráa por el mariscal de campo D. Antonio Van Halen al frente del ejército del Centro.
- A continuación, el pronunciamiento de D. Marcelino Oraá sobre la frustrada conquista de Morella.
EXPOSICIÓN DOCUMENTAL (Sic):
(Documento 1º, fechado en el año 1838):
“AÑO 1838. EL SITIO DE MORELLA. Madrid 6 de Diciembre (de 1838).= Discurso pronunciado por el Senador D. Marcelino Oraá en la sesión de las Cortés del 30 de noviembre de 1838.
Gaceta de Madrid: núm. 1481, de 06/12/1838, páginas 3 a 4. MADRID, 6 DE DICIEMBRE. Discurso pronunciado por el Senador D. Marcelino Oraá en la sesión del 30 de Noviembre (de 1838):
-
”Señores, apuradas las heces de la amargura en cinco años de infortunios que me
han sobrevenido, sacrificando los restos de mi existencia a la Patria y a la
Reina, me ocupaba, entre los cuidados que exige la única prenda (que respetara
el fuego rebelde y el asesino) en formar y publicar una memoria documentada que
justificase mi comportamiento en Morella, para rectificar la opinión pública,
que extraviada por la ignorancia y mala fe, ha puesto en duda mi reputación
militar, adquirida en más de cien combates y con el precio de la sangre de 22
heridas; cuando el artículo que se discute me ha puesto en la sensible
precisión de hablar por primera vez al Senado, para sostener una cuestión
personal, aunque del mayor interés para la causa nacional.
- No
acostumbrado a hablar en público ni con conocimiento de los usos
parlamentarios, me concretaré al asunto y procuraré ser lo más lacónico
posible, sin que mi objeto sea ofender a persona alguna, ni otro que presentar
los hechos tales como son en sí.
-
Desde que tuve el honor de ponerme al frente del virtuoso y sufrido ejército
del Centro, conocí y expuse al Gobierno de S. M. en varias ocasiones que las
fuerzas que mandaba no estaban en proporción con las atenciones de unos
distritos de más de 2000 leguas cuadradas de superficie, y que no teniendo
aseguradas las subsistencias del ejército ni el número de bagajes para conducir
las municiones y víveres que exigen las operaciones, no podía corresponder a la
confianza que había hecho de mí S. M., ni llenar las esperanzas que los pueblos
se habían prometido, y cuya protección se me había confiado, extendiéndome en
algunas a hacer mi dimisión. Esta posición fue aún más crítica desde el momento
en que los restos enfermos y rezagados de la expedición del Pretendiente, la
brigada castellana facciosa, y otras partidas de las facciones de la Mancha,
pasaron a aumentar las fuerzas del rebelde Cabrera; constituyéndome en el caso
de limitarme a la defensiva en una línea de 120 horas de marcha, dividiendo la
fuerza en tres partes para colocarme en el centro, y acudir desde allí adonde
fuese más necesaria mi presencia.
-
Siendo mis deseos acelerar el triunfo de nuestra causa, así que el Gobierno
principió a aumentar el ejército, formé la idea de aprovechar los momentos, y
al efecto arreglé y sometí a la deliberación de S. M. el plan de campaña que me
proponía seguir: el dignísimo y malogrado comandante de estado mayor D. Joaquín
Alonso fue el encargado de explanar mis ideas, dar al Gabinete las
explicaciones oportunas, y pedir los medios de
llevarlos a cabo.
- Después
de su salida para la corte, los restos de las facciones de Basilio y de Negri,
toda la de Merino y alguna caballería de Palillos, pasaron a engrosar las filas
de Cabrera, y este aumento exigía otro proporcional de nuestras fuerzas.
-
Con los datos necesarios, manifesté a los comandantes de ingenieros y
artillería mis intenciones sobre Morella y Cantavieja, a fin de que me
presentasen las relaciones de los medios que creyesen conveniente para llevar
adelante la empresa, e inmediatamente que se me pasaron, di las órdenes para
que todos los efectos se reuniesen en Alcañiz, suministrando al efecto los
fondos necesarios, prefiriendo este punto como más ventajoso y el de menos
obstáculos para el objeto, comparado con los de Peñíscola y Vinaroz.
-
Hechas estas explicaciones, creo conveniente para mejor inteligencia dividir
esta manifestación en cuatro puntos: víveres, fuerzas, operaciones y
consecuencias.
-
VÍVERES.= Con arreglo a lo que expuse al Gobierno de S. M. conferencié con el
intendente militar de Aragón para que se preparase a reunir víveres para las
operaciones que proyectaba.
- El
3 de Junio (de 1838) le mandé oficialmente que para el 20 del mismo (junio de
1838) formase los depósitos en las cantidades y puntos que le manifestaba en el
estado que acompañaba; en el concepto de que aquellos depósitos debían ser sin
perjuicio de los que se necesitasen para la subsistencia diaria de las tropas,
y que estos se habían de reservar para cuando se emprendiese el movimiento de
las mismas; dando orden al general segundo cabo para que facilitase las
escoltas precisas.
- En
el depósito de Alcañiz mandé poner 650.000 raciones de harina, igual número (650.000
raciones) de etapa, y 72.000 (raciones) de cebada, como punto destinado para
depósito general y concentración de todos los efectos, a fin de que cuando
principiasen las operaciones pudiesen ser trasladados a Monroyo, punto
destinado para base inmediata del sitio de Morella.
-
Conocida por el Gobierno de S. M. la importancia de esta operación, prorrogó la
contrata de los asentistas de Aragón, y la extendió a un duplo de las
cantidades de harina y etapa que yo había pedido en mi proyecto.
- El
7 de Julio (de 1838), después de 35 días de haber mandado que estuviese formado
el depósito de Alcañiz, llegué a aquel punto, y me encontré que no había los
víveres necesarios para las tropas que marchaban conmigo y que debían regresar a
Teruel.
-
Entonces dirigí una fuerte comunicación al intendente militar de Aragón, y di
conocimiento al Gobierno. El Sr. Ministro de la Guerra en aquella época me
trasladó la contestación del intendente general, fundada en que el intendente militar de Aragón le había
devuelto una carta-orden de 500.000 reales que se le había mandado para comprar
víveres, porque creía que, con las compras hechas por los asentistas, y las
disposiciones tomadas, no eran necesarios.
-
Dejo, para la memoria que pienso publicar, el hacer las observaciones que
ofrece su correspondencia; pero parece inconcebible cómo un empleado que el día
3 y 4 Julio (de 1838) dice al intendente general que las operaciones estaban
comprometidas, porque los asentistas no habían aprontado las raciones
necesarias, devuelve el día 9, es decir, cinco días después de haber producido
la queja, los 500.000 rs., sin haber asegurado las subsistencias a que se
destinaban; y es también inconcebible cómo no me hizo alguna indicación de
estos fondos en nuestra correspondencia oficial o amistosa.
- La
División Pardiñas, llegó entre tanto al distrito de Aragón, lo que verificó el
10 de Julio, y era preciso aprovechar el tiempo: para no desperdiciarle,
previne que al menos se pusieran 380.000 raciones de harina y etapa para el 21
(de
julio de 1838), a fin de poder principiar a operar, y que se me remitiese por
extraordinario un estado de las existencias en Alcañiz, el cual me dirigió el
intendente interino, por haberse dado de baja por enfermo el propietario: en él
se me decía por nota que hallaría las indicadas raciones para el 21 (de julio
de 1838), y en mayor número el 24 (de julio de 1838), pues que avisaba el
comisionado del asentista en Alcañiz no se le enviasen de Zaragoza, porque con
las compras hechas y disposiciones tomadas no faltarían para el completo.
-
Con esta confianza y seguridad emprendí los movimientos el 24 de Julio (de
1838), y después de haber llegado a Monroyo me pasó el intendente del ejército
un oficio con fecha 1.° de Agosto incluyéndome un estado de las existencias de
víveres en Alcañiz, que le había dirigido el comisario de guerra de aquel
punto, por el cual resultaba que el 28 de Julio (de 1838) no existían más que
50.410 raciones de harina y 1.655 de cebada, cuando según mi cálculo debían
aproximarse a 600.000 de harina y demás artículos, y 60.000 de cebada; y si nos
hemos de atener, a las disposiciones del Gobierno, al duplo.
-
Entonces autoricé a los gobernadores de Alcañiz y Caspe y comandante militar de
Zaragoza para que me proporcionase los víveres necesarios y los condujese a
Monroyo el teniente coronel Fernández, escoltándolos con una columna que le
dejé al efecto.
- Llegó el 10 de Agosto (de 1838), y se me dio parte por el gobernador de Alcañiz de haberle participado el comisionado de los asentistas que se le había concluido el trigo. Los soldados de las divisiones primera y segunda al mando de los generales Borso y Pardiñas, tuvieron en el campamento de Morella que desprenderse generosamente de la escasa ración de arroz que tenían para proporcionar el alimento a sus hermanos heridos y enfermos, y estuvieron cuatro días sin otro sustento que el trigo tostado y cocido que se proporcionaban en el campo. (cereal que recolectaban los soldados en los sembrados las tierras de pan)
-
Levantado el sitio, volvieron las tropas por Monroyo, en cuyo punto, destinado
para el depósito de víveres del sitio, tampoco había más que una ración escasa
para el ejército.
-
Continuaron las tropas de Monroyo su movimiento hasta Alcañiz, donde debieron
haberse encontrado subsistencias; pero tampoco se hallaron las necesarias para
las fuerzas que llegaron el 22, esto es, cuatro días después de levantar el
sitio, y fue preciso enviar por algunos artículos a Caspe. Todos estos hechos
se hallan comprobados con el testimonio de todo el ejército, reservándome hacer
observaciones para cuando publique la memoria: paso a hablar de las fuerzas.
-
FUERZAS. Cuatro batallones al mando del general Pardiñas; tres a las órdenes
del brigadier Mir; otros tres incompletos a las del brigadier Azpiroz, y un
escuadrón de ligeros, fue el refuerzo que recibí y de que pudo disponer el
Gobierno, así como otros 196 caballos pertenecientes al 4.° y 6.° de ligeros,
de los cuales una parte correspondía al ejército, y el resto apenas bastaba
para reemplazar las bajas.
-
Además, 10 compañías de la columna de Cuenca se pusieron a mi disposición hasta
cierto punto, y digo hasta cierto punto, porque su objeto principal era cubrir
aquella provincia.
-
Estas fuerzas, no equivalían a las que yo había pedido, y mucho menos a las que
con motivo de los refuerzos recibidos por los facciosos eran necesarias para
llenar todas las atenciones.
-
Veinte y ocho batallones y catorce escuadrones calculé indispensables en este
último concepto: de ellos el Gobierno puso a mi disposición cuantos le fue
posible enviar en aquella época; pero no reuniendo más que 20 batallones y 9
escuadrones para penetrar en el Maestrazgo, indispensable era que otras
atenciones quedasen descubiertas o expuestas.
-
OPERACIONES. Difícil es graduar su mérito, censurarlas ni juzgarlas sin un
conocimiento práctico del terreno, sin saber
los obstáculos que se hayan opuesto, y las dificultades que han tenido
que vencer las tropas. Indiscreta é imprudentemente se había anunciado con
anticipación el proyecto, indicando los puntos de concentración de víveres y
efectos, y la dirección que podía llevar la artillería.
- El
enemigo se aprovechó de aquel aviso, aumentó las defensas de Morella y
Cantavieja, y obstruyó los caminos con cortaduras y talas de árboles formando
una porción de parapetos aspillerados, con fuegos de frente y flancos, lo que
aumentaba la dificultad de la empresa.
-
Destiné al teniente coronel D. Bernardino Fernández con cuatro compañías y dos
escuadrones para reunir los trasportes necesarios, escoltar los convoyes de
Alcañiz a Monroyo, y proteger en lo posible el Bajo Aragón; y al teniente
coronel Don Antonio Dezcallar con un batallón y otro escuadrón, para que
protegiese en cuanto fuese dable la huerta de Valencia, situándose en la línea
de Segorve a Murviedro.
-
Dividido el ejército en tres columnas, comuniqué las instrucciones y di las
órdenes oportunas para emprender el movimiento el 24 de Julio (de 1838).
- El
primer párrafo de las instrucciones prevenía que el principal objeto era buscar
al enemigo en sus guaridas y obligarle a un combate para la ocupación del punto
de Monroyo, que era el elegido para el depósito de víveres del sitio de
Morella.
- El
general Borso que mandaba la columna de la derecha rompió su movimiento de
Castellón; el general San Miguel, a cuyas órdenes iba la de la izquierda, lo
verificó de Alcañiz, y yo con la central, que era la reguladora, partía de
Teruel.
- El
28 (de julio de 1838) por la mañana, después de cinco días de marcha llegué a
Castellfort sin haber disparado un tiro, ni tenido un herido. La columna Borso
llegó por la tarde sin otra pérdida que un herido, y la del general San Miguel a
poco más de medio día a Cinctorres con nueve (heridos); de manera que la
reunión de estas tropas en las inmediaciones del punto donde debía suponerse se
comprometería al enemigo a una batalla, no pudo ser más completa, ni más
oportuna.
- Al
día siguiente (29 de julio de 1838), emprendimos la marcha sobre Morella, y
campamos a su vista después de haber desalojado de sus parapetos a las fuerzas
enemigas que se presentaban sobre nuestro flanco izquierdo, y se hallaban inmediatas al campamento. La división San
Miguel escarmentó igualmente las que se presentaron por retaguardia, y la plaza
de Morella enarboló bandera negra (que simbolizaba la voluntad de resistir
hasta la muerte).
- El
sanguinario Cabrera, lejos de presentar la batalla, dividió sus fuerzas, y las
situó en posiciones inaccesibles: nuestras tropas habían consumido ya cinco
raciones de las siete que sacaron de los puntos de depósito, y los cuerpos no
tenían por consiguiente más subsistencias que para dos días. Un ataque sobre
las posiciones del enemigo hubiera sido desventajoso, sangriento y sin
resultado alguno; y aun desalojado de aquellas posiciones, y ocupadas por
nuestras tropas, me hubiera visto en la necesidad de tener que abandonarlas
después de haber consumido los víveres, hallándome sin municiones, distante de
los puntos de depósito y con 1000 ó más heridos, sin hospital donde dejarlos:
todo lo que me hubiera puesto en una posición muy crítica. Estas consideraciones
me obligaron a llevar adelante mi primitivo objeto, y dispuse que se ocupasen
las posiciones que hay a tiro de cañón al nordeste de Morella.
- La
primera y segunda división al mando del general Borso acamparon y se
atrincheraron en las posiciones que dominan el camino de Alcañiz á Morella: con
las otras dos divisiones tercera y reserva, continué el movimiento para abrir
mi comunicación con Alcañiz, poner en estado de defensa a Monroyo, establecer
el hospital, y conducir los víveres y demás que fuese necesario para las
operaciones.
- Las
tropas pasaron el Bergantes en cuatro columnas por la parte oriental de
Morella, y la retaguardia de las divisiones segunda y reserva fue molestada por
el enemigo; pero siendo rechazado continuaron su marcha. Una brigada de la
división Borso, ó primera, fue también atacada por los facciosos, los que
igualmente fueron ahuyentados y escarmentados completamente.
- El
general San Miguel pasó a Alcañiz por todos los efectos necesarios.
- El
general Borso entre tanto tuvo tres combates gloriosos a la vista de Morella,
en los que el rebelde Cabrera estuvo muy expuesto a caer en sus manos, y
Monroyo se puso en estado de defensa.
- Al
través de grandes dificultades pudo trasladarse la artillería, parques y
algunos víveres de Alcañiz al campamento de Morella.
- El
10 (de agosto de 1838) hice que el general Pardiñas
atacase y desalojase al enemigo de una posición que ocupaba sobre la derecha, y
muy cerca de su campamento: lo consiguió, como era de desear y persiguió al
enemigo hasta el camino del Forcall.
- El
batallón del Rey mereció los mayores elogios atacando al enemigo bajo el fuego
de artillería y fusilería de la plaza, y ocupando la Altura de La Querola, cuya
operación protegió muy eficazmente el fuego de nuestras piezas.
- El
batallón de Mallorca ocupó otra posición, desalojando al enemigo por la parte
de la derecha.
-
Por la noche, 10 compañías del Rey, África y Cazadores de Oporto, y un
escuadrón del Rey, establecieron la línea de circunvalación de la plaza,
ocupando 11 casas y fortificándose en ellas.
- El
11 (de agosto de 1838) el general San Miguel desalojó de tres parapetos y
obligó a retirarse hasta la última posición, a la mayor parte de las fuerzas
facciosas mandadas por Cabrera, de cuyo punto se oponía en cierto modo a mi
proyecto, y embarazaba la marcha del general Pardiñas a Alcañiz para conducir
los heridos y traer víveres.
-
Los comandantes generales de artillería e ingenieros, practicaron el último
reconocimiento, y conformándome con su propuesta, se principiaron a establecer
las baterías bajo el fuego de la plaza y del castillo: el 14 rompieron el suyo
aquellas con bastante acierto, y el 15 (de agosto de 1838) al medio día los
gefes de artillería e ingenieros me dijeron que estaba practicable la brecha, y
se preparó el asalto.
- El
general Pardiñas llegó en este día de Alcañiz con solo raciones para dos días;
y así que lo verificó con el general Borso, que salió a proteger su venida, se
intentó el asalto a media noche.
- Al
marchar las tropas á él, les hice una pequeña alocución, reducida a
manifestarles que a los heroicos esfuerzos de los vencedores de Mendigorría,
Luchana y Chiva estaba reservado el poner a los pies del trono las llaves de
Morella, que la traición y la cobardía habían puesto en manos de Cabrera. No
habiendo producido el asalto el resultado que era de desear, por la tenaz
resistencia de la brecha y el horroroso fuego de fusilería del enemigo,
granadas de mano y piedras que arrojaban sobre las cabezas de nuestros
soldados, dispuse volviesen a su campo.
- El
16 (de agosto de 1838) el comandante general de ingenieros me manifestó los
medios de vencer los obstáculos que se opusieron en el asalto anterior; y
considerando la necesidad de aprovechar los momentos por la escasez de
raciones, ordené un segundo asalto para el amanecer del día siguiente 17 (de
agosto de 1838), combinado con una escalada por tres puntos, llevando las
tropas todo lo necesario para apagar el fuego que presentó el enemigo en la
brecha. Inutilizada esta tentativa por las mismas causas que he indicado
anteriormente, mandé retirar las tropas e inmediatamente convoqué á junta de
generales, quienes enterados de la situación del ejército, y de que no había
víveres más que para un día; que los 503 heridos y enfermos que teníamos,
carecían del alimento; que los caballos y ganado de tiro no encontraban
forraje, y que no probaban la cebada desde que llegaron al campamento,
unánimemente fueron de parecer se levantase el sitio; y sacrificando mi
reputación a la salvación del ejército, dispuse, y se verificó su levantamiento
sin obstáculo alguno, y sin que el enemigo nos incomodase.
- El
18 (de agosto de 1838) al medio día estaban las tropas reunidas y todo
dispuesto para emprender la marcha: esta se verificó venciendo aquel día a los
enemigos que se presentaron, así como al siguiente en el tenaz combate que
tuvimos al paso del Estret dels Portes, antes de llegar a Monroyo: en este
punto dije al general Borso que se dispusiese para marchar por Peña-roya y
Vinaroz, sobre la huerta de Valencia, y caer sobre Cabrera, cuyo movimiento
presumía; pero desgraciadamente necesitaba dos raciones para llegar a Vinaroz u
otro punto de depósito, y no encontrando víveres en Monroyo, pues hasta la
guarnición estaba a media ración, fue preciso que continuase la marcha por
Alcañiz, dejando en este pueblo todos los heridos y enfermos; y racionando las
tropas del modo posible, siguió a marchas forzadas por Teruel a Segorbe.
-
Yo, con todo el tren de sitio y municiones que se conservaban, continué la
marcha sin novedad alguna hasta Alcañiz, de modo que el 22 (de agosto de 1838) entré
ya en él sin que se hubiese perdido nada de cuanto había en el sitio de
Morella, después que sufrió el asalto; ejército, heridos, enfermos, artillería,
municiones, todo llegó a Alcañiz.
-
Como he dicho en el artículo de víveres, tuve que esperar allí a que llegasen
algunos desde Caspe: racionadas las tropas dejé al malogrado general Pardiñas
con unos 4150 hombres de infantería y caballería en aquel punto para proteger
el país y obrar según lo exigiesen las circunstancias en la línea de Caspe a
Segura, cuyas instrucciones se le dieron por escrito.
- Seguí
el movimiento a Teruel, y así que tuve noticia positiva de que Cabrera se
hallaba en la huerta de Valencia, sin detenerme más tiempo que el preciso para
racionar las tropas, tomar calzado y recibir algún socorro, continué el
movimiento en la dirección de Segorbe.
- El
rebelde Cabrera, luego que supo el movimiento de Borso, evacuó la huerta de
Valencia y se apresuró a volver a sus guaridas, dirigiéndose por la Calderona a
tiempo que aquel general desde Segorbe había hecho movimiento hacia aquel mismo
punto. Noticioso sin duda Cabrera de la dirección de aquel, cambió la suya y
vino a pernoctar el 29 de Agosto entre Alcublas y Begis.
- La
misma noche (del 29 agosto de 1838) llegué yo a la Puebla de Valverde, 16
leguas distante de Segorbe y 12 de Begis, donde se encontraban los facciosos a
tres horas y media de Jérica y Viber, puntos por donde entre diez y doce de la
mañana del 30 (de agosto de 1838) atravesaron la carretera metiéndose en sus
montañas, no pudiendo yo llegar a Viber hasta las ocho de la noche después de
haber andado 12 horas.
- Si
hubieran tenido presentes, estas circunstancias, los admiradores del paso de
Cabrera por entre la columna Borso y la mía, sin duda alguna quedándole tanta
importancia como le han querido dar, lejos de admirarse de su movimiento,
debían extrañar que siendo tan superior en fuerzas no se atreviese a venir a
buscarme y batirme, teniendo un terreno llano que escoger, ó posiciones las más
ventajosas.
- En
mi marcha para Segorbe recibí la comunicación del entonces Ministro de la
Guerra D. Manuel Latre; participándome la comisión que S. M. le había confiado,
y previniéndome que si no me hallaba comprometido en alguna operación,
estuviese del 2 al 3 (de septiembre de 1838) en Teruel.
- Yo
continué el movimiento hasta Segorbe, y desde allí regresé a Teruel, donde creo
que entré el 4 (de septiembre de 1838). La división de reserva con dos
escuadrones de caballería del 6.° de ligeros que dejé en este último punto para
proteger el país, marchó a Molina (de Aragón) a fin de recibir a S. E. y
asegurar su marcha hasta Teruel.
- Distante
de mí, pudo S. E. informarse por sí mismo de los jefes, oficiales y soldados de
mi conducta militar en las operaciones de Morella.
-
CONSECUENCIAS. En Teruel entregué a S. E., un oficio con 15 documentos que
trataban de la falta de víveres en la expedición, indicándole mis
disposiciones, las operaciones que ejecuté, y concluía rogándole, que si
examinados los documentos, y en vista de los informes que hubiese tomado S. E.,
encontrase arregladas mis disposiciones y conducta militar, se sirviese
manifestarme oficialmente su aprobación dando publicidad a todos mis actos;
pero que en el caso de no hallarse satisfecho, o que se le ofreciese alguna
duda, se me hiciesen los cargos correspondientes, y se me oyese en justicia.
- El
17 de Setiembre me contestó S. E., manifestándome entre otras cosas lo
satisfecho que se hallaba del buen continente del ejército, al que, y a mí daba
gracias por haber conservado la moral, la disciplina y la superioridad o
ventaja sobre el enemigo en todas las escaseces y fatigas del sitio de Morella.
- En
vista de lo expuesto, habiendo salvado los enfermos y heridos del ejército y
todo el tren de artillería, y habiendo batido al enemigo en 21 combates
campales, ¿habrá quien llame derrota al suceso de Morella? Pues qué, ¿el gran
Napoleón en S. Juan de Acre, Lefebre en Zaragoza, Víctor en Tarifa, Wellington
en Burgos, todo en nuestros días, no intentaron asaltos y escaladas, sin haber
obtenido, resultado alguno?.
- Lo
que a los primeros capitanes del siglo ha sucedido, ¿debe extrañarse sucediese a
los que con más valor que fortuna lo intentaron sobre Morella? Y si los asaltos
de Morella mereciesen algún castigo, ¿dónde está el premio que corresponde a
los 21 combates que han ganado los valientes, del ejército del Centro?
-
Las privaciones y penalidades del sitio de Morella dan una idea de que tenernos
ejército y de lo que la patria debe esperar y prometerse del virtuoso, sufrido
y disciplinado ejército del Centro, siempre que sea asistido regularmente: ¿Y
quién podrá atribuir al suceso de Morella el resultado del combate de Maella,
hecho táctico, hijo de las circunstancias del momento, y ocurrido 43 días
después de levantado el sitio? ¿ Y con cuánta menos razón los acaecidos en
otros puntos distantes e independientes? Las consecuencias han sido.... para mi
familia.
-
Creo, señores, que esta narración tal vez demasiado minuciosa, y que es la
franca expresión de un soldado, bastará en el ánimo de este respetable cuerpo,
instruido ya por mí del suceso de Morella y de la parte que en él tuve, para
convencerse de que considerándolo militarmente no ha podido producir otros
sucesos más deplorables, y espero por lo tanto que los señores de la comisión
con su sensatez y cordura sustituirán en esta parte del artículo en cuestión la
frase que su discreción considere más justa.
ADDENDA:
ADICIONES Y COMPLEMENTOS SOBRE LAS TEMÁTICAS Y MOTIVOS REFERIDOS EN EL
ARTÍCULO. (POR JUAN EMILIO PRADES):
RACIONES
DE ETAPA: En el siglo XIX, la alimentación de los ejércitos era un desafío
complejo. Las raciones de etapa, destinadas a los soldados durante sus
desplazamientos y campañas, eran de mala calidad y escasas de cantidad. A
menudo, las divisiones enteras pasaban días sin pan, lo que afectaba gravemente
a la salud de los militares. Estas raciones de etapa solían incluir: 24 onzas
de pan ordinario o 18 de bizcocho. 8 onzas de carne fresca o salada. 6 onzas de
tocino salado. 1 onza de arroz. 2 onzas de legumbres. 1/2 o 1/4 de pinta de
vino para cuatro soldados. 1 libra de sal para 30 soldados.
El
ejército de la reina se propuso desarticular el levantamiento definitivamente
atacando una plaza clave en cada región: Estella en Navarra, Berga en Cataluña
y Morella en el Maestrazgo. El 24 de julio de 1838 un
poderoso ejército cercó la plaza con más de 20.000 soldados, 2000 caballos y 25
piezas de artillería al mando de Oráa. Cabrera dejó una buena guarnición,
aunque se reservó para sí unos 3000 hombres con los que hostigaría a los
sitiadores desde fuera. También mandó enarbolar la célebre bandera negra con la
calavera que simbolizaba la voluntad de resistir hasta la muerte. Gracias a la
topografía del terreno, que impedía un cerco completo de la plaza, Cabrera tuvo
en todo momento comunicación con los de dentro. La victoria ante un enemigo tan
superior le supuso un ascenso a teniente general y la concesión del título de
Conde de Morella. Tenía 32 años y desde el seminario había ascendido a lo más
alto del escalafón militar en apenas cinco.
Congreso
de Diputados.- Presidencia del Sr. Isturiz. Sesión del 6 de Diciembre.
Gaceta
de Madrid: núm. 1483, de 07/12/1838, páginas 2 a 3. Departamento: Cortes. CONGRESO
DE DIPUTADOS. PRESIDENCIA DEL SEÑOR ISTURIZ. Sesión del 6 de Diciembre de
1838.
- El
Sr. PRESIDENTE: El Sr. Ministro de la Guerra tiene la palabra para hacer una
comunicación.
- El
Sr. Secretario del Despacho de la GUERRA: El Gobierno ha recibido esta mañana
por extraordinario el parte de una acción que ha habido cerca de Valencia, que
voy a tener el honor de leer para que el Congreso se entere.
- El
Sr. Secretario del Despacho ocupó la tribuna y leyó dicho parte. (Véase la
Gaceta, extraordinaria de ayer.)
- El
Sr. SANCHO: Señores, este parte es de una acción distinguida é importantísima.
Distinguida por haber combatido un corto número de tropas a los enemigos:
importantísima, porque en las circunstancias actuales una acción de esa especie
en que se ha batido a casi todas las tropas del cabecilla Cabrera, reanima el
espíritu público, y da una verdadera idea de que los facciosos siempre cuando
son atacados por tropas tan bien mandadas, son batidos inmediatamente. Por eso,
yo quisiera, que diéramos un testimonio de gracias al digno general Borso; al
distinguido coronel Pezuela y a todos los individuos que han tenido parte en la
acción, tanto del ejército, como de la Milicia nacional que se ha apresurado a
ofrecer su cooperación y salir a campo raso a batir a Cabrera. Si no ha entrado
en acción, al menos ha tenido parte en la gloria que cabe al ejército que ha
ido de vanguardia. Con este motivo, no puedo dejar de recordar que la Milicia
nacional de Valencia se batió en otra ocasión con Cabrera en Chiva, y por lo
mismo aprovecho el momento; para decir que hay un expediente formado sobre las
recompensas que deben darse a estos beneméritos individuos; el
cual ruego al Sr. Ministro haga se despache a la mayor brevedad posible.
- El
Sr. Secretario del Despacho de la GUERRA: El Ministro hará lo posible para que
se cumplan los deseos del señor Diputado por Valencia. En cuanto a la conducta
de la Milicia nacional en la acción de que acabo de dar cuenta al Congreso,
debo decir ser cierto que la Milicia salió de Valencia con el general a la
cabeza, y que, si no ha tenido parte en la acción, ha contribuido mucho al
triunfo.
- El
Sr. SANCHO: Pido, pues, que se pregunte si se darán las gracias al general
Borso, al coronel Pezuela y a cuantos han contribuido á esa acción tan
gloriosa.
- Hecha la pregunta se acordó que sí y que fuera
por unanimidad.
- Procediéndose
a la orden del día, continuó la discusión sobre la ley orgánica de
ayuntamientos.
El
Sr. PRESIDENTE: La comisión tiene la palabra….
ADDENDA, ADICIONES Y COMPLEMENTOS SOBRE LAS TEMÁTICAS Y MOTIVOS REFERIDOS EN EL ARTÍCULO. (POR JUAN EMILIO PRADES):
BIBLIOGRAFIA, WEBGRAFÍA Y FUENTES DOCUMENTALES:
ARCHIVO FOTO-IMAGEN: MORELLA
Imágenes cedidas por J. E. Prades Bel.